Son las siete de la mañana. Primero de mayo. En realidad, debería estar descansando y luego ir a la manifestación y compartir marcha con una ridícula muchedumbre de nostálgicos estalinistas. O mejor no.
Más cerca se encuentra un hombre mayor. El típico búlgaro cincuentón, que habla muy cerrado, con expresiones faciales que denotan lo duro que fue vivir en la Bulgaria de los noventa, y dice a otro hombre, en búlgaro, los gitanos españoles no tienen nada que ver con los gitanos búlgaros.
Son las 7 de la mañana, y el día no ha hecho nada más que empezar.
01.05.2017
Sofía,
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