ENTREVISTA A LA POETA Y TRADUCTORA
ZHIVKA BLTAZDHIEVA
Entrevista a Zhivka
Baltadzhieva (Sofía, Bulgaria, 1947) Veterana poeta y traductora
búlgara asentada en España. Traduce a poetas como Lorca al búlgaro
y al
poeta
Hristo Botev al castellano. Es un nombre singular en las letras
eslavas y europeas contemporáneas. Una testigo privilegiada de la
historia del siglo XX.
Botev. Lorca. Los dos son substanciales para mí. No solo como poeta,
sino como ser humano. Su pensamiento, su capacidad de amar el
prójimo, amarle hasta a su pesar, su dolor frente a la mudez y la
sumisión, frente a la crueldad y la indiferencia, son algo que da
coraje, que subleva los corazones y las mentes y que no soy capaz de
tener solo para mí y no compartir. Su valentía de ser en el verso
extremadamente auténticos puede ser contagiosa.
Botev
es un poeta búlgaro del siglo pasado con una voz muy contemporánea.
No tiene mucho que ver, en principio, con Lorca. ¿Es la poesía de
Botev más actual que nunca en estos tiempos que corren? Botev habla
del yugo, del yugo otomano. Habla del poder de la iglesia con
mayúsculas ¿Estamos ahora bajo el yugo del capitalismo tardío?
¿Qué papel tiene la iglesia hoy día en distintos países del Este?
-
Son aparentemente muy distintos Lorca y Botev, es verdad, hasta
parecen lejanos. Pero tienen en común lo más importante – el don
de humanizar el turbio tiempo, el tiempo sin moral, sin escrúpulos y
sin piedad; el don de hechizar la vida para que no se extinga. Con
esto los dos son muy actuales en este momento y siempre. Nos
transmiten dignidad. Nos arrancan desde la oscuridad de la mentalidad
esclava, tendiente a acomodarse y muy, muy egoista. Cuando Botev
habla del yugo, no es precisa y solamente el yugo otomano que hace
estallar su corazón y su mente. Es más bien esta mentalidad sumisa,
tan dura de remover, lo que le hace alzar la voz y pronunciar las
palabras más amargas del mundo en referente a la madre, la Patria,
el prójimo: “Yo ya no añoro nada. / ¡Y vosotros, vosotros, sois
idiotas!“ Todo poder piramidal es para él una fuente del mal. Y
claro, también la Iglesia, que ha permutado el camino de la fe en
vía de poder. No puedo decir mucho sobre el papel de la Iglesia en
los distintos países del Este. Pero no debemos olvidar que muchas
décadas fue dirigida por altos cargos de las correspondientes
fuerzas de seguridad y los ex aparatchik siguen manejándolo todo,
desde todas las plataformas posibles e imposibles, en estas
sociedades. Y siguen saqueando y aniquilando nuestros pueblos y
nuestro ser sin que nadie les pida la cuenta. Como dice Botev, “los
ajenos y los nuestros” – todos se han dedicado a despojarnos, a
quitarnos hasta las migas de la mesa y las últimas luciérnagas de lo
bello. No se si esto es capitalismo tardío, tal como la ciencia lo
veía hace poco. O es otra cosa, más cruel, más cínica, más
inhumana, que por ahora solo sufrimos, pero cuyo mecanismo todavía
no hemos conseguido descifrar y nombrar con más exactitud, para
esperar poder desmontarlo.
-
En ningún caso y nunca jamás fue Botev un nacionalista. ¡Nunca! G.
Soros, a través de su fundación Open
Society,
pagó a algunos “historiadores” de la literatura búlgara para
que escriban libros enteros donde defender una tesis como esta. Pero
no hace falta más que leer los poemas de Botev y sus artículos de
periodista para ver que esto solo es una sucia invención. Ya sabemos
a quien sirve. El poeta soñaba con la “pura y sagrada república”,
donde todos los esclavizados, todas las etnias, podrían vivir en
igualdad de derechos y oportunidades. Era un auténtico
revolucionario, un hombre de pensamiento muy avanzado. Sí,
revolucionó primero el lenguaje y con esto las mentes. Cambió la
mentalidad, la visión. Y tuvo que pagar con su vida.
Hoy
vivimos un auge de los nacionalismos, la xenofobia, los genocidios,
los fanatismos, desesperante, atroz, feroz. ¿Hacía dónde vamos? La
cultura, cuando es cultura de verdad, intenta oponerse. Son los
ávidos por poder, por el poder del dinero, los que, como en el dicho
popular prefieren ser cabeza de asno en vez de la cola del león, los
que los encienden. ¡Separa y domina!”
Los
pueblos de Europa del Este y de Centro Europa, no solo los pueblos
eslavos, fueron manipulados, machacados, desmoralizados por las
estructuras de poder del llamado socialismo real. No pudimos darnos
cuenta a tiempo de que el “cambio” y la famosa caída del muro de
Berlin solo eran un movimiento más en el continuo proceso de saqueo
de las riquezas (y no únicamente de las materiales) de nuestros
países y la destrucción del espíritu humano. Un movimiento
monstruoso de expansión de unas formas de dominar atroces. Las
consecuencias las pagamos todos. Y vamos a pagarlos, creo, mucho
tiempo.
A parte del indudable efecto placentero que produce la lectura, la poesía ha pasado de ser un género elitista a ser la voz de los sin voz. ¿Puede aún incitar a la lucha colectiva? ¿Debe ser esa su única función?
-
La poesía ya en Homero es la voz de los sin voz. Hablar de la poesía
como género elitista (debo reconocer que nunca investigué quién y
cuándo empieza a difundir este tipo de generalizaciones) les sirve a
algunos, interesados en alejarla de nosotros. Desde los tiempos más
remotos la poesía, y el arte en general, han sido el lenguaje que
expresa cada asombro, descubrimiento, alegría, terror, tragedia o
felicidad del ser humano. El sentido de lo estético, la sed de
belleza, la imaginación, la capacidad de abstracción y creación de
símbolos, la identificación con el otro y lo otro, son para mí las
características más definitivas y más revolucionarias que
diferencian el ser humano. La poesía nunca es una proclama política.
No incita. Es un camino de crecimiento interior contra la mentalidad
esclava y la ignorancia. Dice P. Celan: “Cuando ellos multiplican
voluptuosos el dolor, yo te hablo a ti.” Eso es la poesía. Nos
habla. Como le hablan a un malherido para que no pierda la conciencia
y no se nos vaya.
-
Me duele mi mundo. Quisiera tener una varita mágica. Pero no la
tengo. No me creo ni mejor, ni peor que todos los que pasamos por
este trance. No soy una testigo privilegiada. Es mí única vida. Soy
parte de todo esto. La poeta búlgara Blaga Dimitrova cuenta en uno
de sus ensayos que a la pregunta qué haría él para cambiar las
cosas en su país Confucio contesta: “Primero cambiaría el
lenguaje”. Esto intenta la poesía desde que existe. Y yo, en la
medida de mis posibilidades, quisiera devolver su verdad por lo menos
a una palabra, para que llegue al otro como ala, o como abrazo.
En tu poema “Breve historia búlgara”, hablas de cómo el pueblo búlgaro ha sobrevivido a distintos yugos, siendo el otomano el más importante. También habla del comunismo como otro yugo al que habéis sido sometidos. ¿Cómo ves aquél ideal por el que tantos lucharon y en cuyo nombre os esclavizaron? ¿Qué imagen se tiene en Bulgaria del (mal)llamado “socialismo real”?
-
“Breve historia búlgara” habla de los yugos (todos igual de
mortales, no cabe graduar su importancia, un yugo siempre es un yugo,
nada menos) que nos han convertido en un pueblo que no vive, solo
sobrevive. Hasta tenemos un proverbio: “Una cabeza agachada, ningún
sable la corta”. En la práctica en nuestros países no ha habido
comunismo. Probablemente, en el contexto concreto, debería haber
puesto esta palabra -comunismo- entre comillas. Pero es un poema
que escribí cuando era muy joven, con 24 - 25 años. Ni me imaginaba
entonces que un día podría ser leído por alguien más que no fuera
yo misma. Y luego, en 2010, cuando fue publicado por primera vez en
Bulgaria, no quise retocarlo. Aquella palabra solo fue usado como
tapadera para las ansías de poder de determinados grupos, familias,
clanes… Como escribió Joseph Brodsky en su carta a Václav Havel
(1993) “quizá ya sea hora de que tanto nosotros como el resto del
mundo, democrático o no, borremos el término “comunismo” de la
realidad humana de la Europa del Este, para que de este modo esa
realidad pueda verse como lo que es realmente… Admitir que se
ha producido una extraordinaria regresión antropológica, reconocer en la catástrofe de nuestro territorio comanche el primer
aviso de la sociedad de masas – un aviso desde el futuro, … como
un abismo abierto de repente en el corazón humano para engullir toda
honestidad, compasión, cortesía y justicia…”
A la hora de traducir a Lorca al búlgaro o a Botev al
castellano te encuentras con dilemas culturales difíciles de
sortear. Son sociedades y momentos muy diferentes. ¿Cómo afrontas
esa dificultad? Hay que contextualizarse mucho para poder enfrentarse
a una traducción de ese calibre.
No
soy una traductora profesional. No me atrevo a aleccionar a nadie.
Personalmente creo que a la hora de traducir un poema lo más
importante es transmitir a las palabras del otro idioma su espíritu
y su sentir. Traducir no las palabras, sino el poema. Porque cada
palabra en cada idioma tiene un equipaje histórico y unos matices
innumerables y a veces hasta contrarios. Y hacia esta transmisión
cada uno va por caminos propios. Para ofrecernos su lectura. Y es que
la traducción no es otra cosa que una lectura.
Entrevista
realizada por Marco Vidal y Eduardo Nabal.
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Zhivka Baktadzieva es una poeta extraordinaria, comprometida y valiente. Para mí un referente sin duda alguna.
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