Desde que la compañía low cost ryanair comenzó
a operar la ruta Madrid-Sofia allá por octubre de 2016 (justo cuando
comenzó mi experiencia erasmus en Sofia), fuimos muchísimos los que
empezamos a usarla, pese a las polémicas que siempre ha desatado esta
compañía. ¿La razón? El fin del monopolio de Bulgaria Air, que solo
tenía la competencia de wizz air en dos vuelos semanales. Ryanair puso
en marcha cuatro vuelos semanales a Sofia, lo que hizo que incluso
Bulgaria Air en algún momento dejara de operar con la misma frecuencia
que antes en esta ruta.
Personalmente
he viajado muchas veces con ryanair, y nunca he tenido ningún problema
grave, excepto lo que es evidente y es intrínseco a esta compañía:
aguantar el mercadillo que te montan de colonias y fragancias libres de
impuestos, el bingo y la lotería con el que puedes ayudar a niños
necesitados, el retraso de 15 min como mínimo en cada vuelo, pagar un
extra hasta por sentarte junto a tus amigos y los bruscos aterrizajes.
Pues
bueno, el domingo 12 de agosto volví a Sofia después de un mes de
vacaciones en España. A la ida viajé con Bulgaria Air a Palma de
Mallorca, por lo que mi vuelta era un simple billete de ida, que
habiéndolo comprado dos meses de antelación y habiendo pagado prioridad,
me salió por unos 115 €.
En
plena huelga de pilotos de ryanair, tenía el presentimiento de que
podría ser mi vuelo uno de los afectados. Y bueno, no es que uno no
apoye la lucha de los trabajadores en general, y los de esta
compañía-basura en particular, pero puesto a sus maneras de resolver
este tipo de conflictos (dejando tirados a pasajeros sin compensaciones
ni nada) pues a uno le hace, cuanto menos, preocuparse por su inminente
vuelo. Cuando
llega el día de coger el vuelo, compruebo varias veces el mail por si
hay algún problema. Todo está correcto, mi vuelo 6410 de Madrid a Sofia
despegará en teoría a las 10.45, por lo que asumo que en realidad será
sobre las 11 de la mañana, teniendo en cuenta mi experiencia con esta
compañía.
Llega
el momento del embarque, en la puerta de al lado hay un vuelo a Nueva
York y continuamente hacen llamadas a pasajeros que por alguna razón no
aparecen. Está toda la terminal repleta, no cabe ni un alfiler, y por
fin, empezamos a subir al avión. Nos
sentamos, y sobre las 11 de la mañana (quince minutos tarde), el avión
empieza a dar vueltas por la pista, cosa que entiendo por un amago por
emprender el vuelo. Echo una cabezada, me adormilo, y de repente el
avión frena en seco muy brúscamente.
Seguimos
dando vueltas, y cuando ya llevamos una hora y media en pista nos
comunican por megafonía, en búlgaro e inglés, ambos incomprensibles a mi
oido (siempre me ha llamado la atención que no sea capaz de entender a
los azafatos cuando hablan por megafonía. En ningún idioma. Ni siquiera
en español. ¿Por qué no hablan más claro, despacio o cambian los
altavoces?), que por problemas técnicos vamos a parar y que quizás
tengamos que bajar del avión.
Pues aquí, amigos, comienza la aventura.
Que
haya una huelga de pilotos y que parte de los vuelos sean cancelados, y
que no te afecte la huelga, es suerte. Pero que no habiendote afectado,
tu vuelo se retrase 3h y media y acabe llegando hasta la Guardia Civil
por un problema, es mucha mala suerte.
Empecemos:
Empecemos:
Cuando llevamos 1h y media dentro, apiñados en nuestros asientos, sin saber exactamente cuál es el problema técnico, los azafatos nos dicen por megafonía que van a pasar para ofrecer agua. En ese momento pensé, "qué raro, según la ley europea deben ofrecer comida y bebida a partir de las 2 horas y solo ha pasado 1h y media... ¡Qué detalle!". Pues no. Resulta que ryanair nos ofrece agua por 3 €. Este cutre detalle nos indigna a todos los pasajeros, empezamos a comentarlo entre nosotros, ya que nos parece increíble que sean tan cutres y sinvergüenzas de no dar agua gratis ante un fallo técnico que no es nuestro problema.
La
situación se va poniendo cada vez más tensa y en un momento surge un
conflicto entre una pasajera y la sobrecargo. En ese momento no logro
comprender bien la situación, pero gracias al bocaboca y al testimonio de mi amigo Antonio, que estaba sentada detrás de la chica, logro entender el problema.
Lo
que primero observo es una chica muy enfadada discutiendo con la
sobrecargo, cada vez más personas se levantaban para ver el espectáculo,
y finalmente, al cabo de una hora, llega la Guardia Civil. Si, ¡la Guardia Civil! Resulta que la sobrecargo, con el permiso del piloto, la máxima autoridad del avión, había decidido expulsar del avión a la chica por insultos y mala conducta.
Al parecer, la chica estaba exigiendo agua gratis para todos, y ante la
negativa de la sobrecargo, la insultó. Todos estamos de acuerdo en que a priori no se debe insultar a nadie,
pero ante una situación de estrés, provocada por la espera dentro del
avión, por la falta de información y también por la cutrez de darnos
agua a cambio de 3 €, se puede entender, que ante la actitud pasiva de
la tripulación a un pasajero se le escape un insulto. O quizás dos. Al
parecer la chica mandó a la sobrecargo по дяволите (a la mierda).
Cosa que, repito, en tal contexto, el cual he presenciado, me parece
lógico que ocurra, pues estabamos sin saber nada, ni siquiera si el
problema se resolvería pronto, si era grave, si nos quedaríamos en
tierra y tendríamos que ser reubicados... Y además, los muy cutres nos
cobraban el agua, y todo el mundo estaba hablando o gritando, y los
niños evidentemente no amenaban la situación.
La
chica, que nos defendió a todos, se negó en todo momento a bajar del
avión, es decir, a ser expulsada y que por tanto sus vacaciones en
Bulgaria se fueran a la mierda. Y este es el momento en el que aparece
la Guardia Civil, y tal como entendí por otros pasajeros que
presenciaron la escena, se denunciaron mutuamente, y la Guardia Civil
ordenó a la chica a bajar al avión ya que el piloto tiene la autoridad
de decidir quién se queda y quién no. Interesante, puesto que el piloto
no fue testigo de nada y confió plenamente en lo que la sobrecargo le
dijo sobre la chica.
El
crudo desenlace de esta historia fue triste: la chica fue a por sus
cosas, insistió a su amigo/pareja a que se quedara él en avión y fuera a
Bulgaria, cosa que se negó, y acabaron bajando los dos del avión
llorando de la impotencia, por ser expulsados y tratados como criminales
por haber exigido agua gratis.
Finalmente
despegamos con 3h y media de retraso, y en pleno vuelo voló sobre mí un
chupete y se cayó un bolso en mi cabeza del maletero de arriba, al
abrirlo una azafata. Pequeños detalles, tonterías, sin ninguna
importancia. Tampoco tiene importancia alguna que me gastara 10 € en un
bocadillo asqueroso y una cocacola caliente, ya que no podría llegar a
Sofia a las 3 como estaba previsto en un principio y comer algo donde sea. Todo esto es lo de menos, son
cosas que pasan, pero presenciar la expulsión por la fuerza de una
valiente pasajera es indignante y vergonzoso.
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Actualización: a fecha de 5 de septiembre, después de poner una reclamación en su web, se me ha concedido una indemnización de 410 € (400€ + 10€ por un bocadillo que compré) por el retraso.
Actualización: a fecha de 5 de septiembre, después de poner una reclamación en su web, se me ha concedido una indemnización de 410 € (400€ + 10€ por un bocadillo que compré) por el retraso.
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