Tradicionalmente la mujer ha estado subordinada al hogar y sus complicadas tareas, como si lo llevara intrínseco en sus genes. Aunque está más que claro que esto no es más que una construcción social, construida y fortalecida a lo largo de muchos años de dominio masculino. El amplio campo de la masculinidad (ejército, caza, deporte, forma de vestir [trajes de chaqueta, corbata...], presencia continua en los bares...) ha sido de uso exclusivo para los varones, mientras la mujer debía ocuparse de lo que le concierne como mujer, como elemento femenino.
Drag Kings, marimachos, tortilleras, bolleras o simplemente Desafiadoras del género. |
Pero en cuanto a lo social, hay una
intención tradicionalista y conservadora inscrita en la moral de
muchas personas que pretenden que el ideal de la chica buena,
femenina, atenta, callada y seductora pero no guarra, perviva por lo
años.
Si realmente queremos acabar con la
opresión machista y hetero-patriarcal hay que atacar a las
instituciones que sustentan dicha moral. Para que la mujer se libere
debe darse la revolución sexual, la revolución
de la moral y la revolución social.
Entonces, la mujer pasará de ser el
objeto sexual del hombre a ser lo que a ellas les apetezca ser sin
temer al qué dirán.
Una bollera radical o Drag King |
Será,
como dijo la activista queer
y escritora Itziar Ziga, las mujeres que devienen perra,
y no tendrán sentimiento alguno de culpa por disfrutar de la
sexualidad tal como quieran.
Pero
para la moral predominante, el hecho de que la mujer se liberalice y
ocupe el espacio social masculino es
un peligro ya que, en consecuencia, estará en peligro la idea de la
señorita femenina,
que será sustituido por el de la bollera radical, la
cual no da explicaciones de sus actos a nadie. Sin embargo, esta
bollera de cabeza rapada, pelos en los sobacos, ropa ancha y
frecuente jugadora de fútbol y otros deportes masculinos, es la
única esperanza que tiene la mujer para liberalizarse, porque este
ideal de la feminidad es un ideal construido para atarlas al hogar, a
los hijos y a la maternidad, dejando de lado el disfrute de su vida y
sexualidad.
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