¡Qué
casualidad que cada pocos meses hay un nuevo super movil 3G a
la venta! ¡qué casualidad que cada dos por tres nos encontramos
nuevos móviles que salen al mercado, con nuevas y mejores
aplicaciones y sistema operativo! ¡qué casualidad que cada ocho
meses renovemos el móvil, sustituyéndolo por ese nuevo y
mejor! ¡qué
casualidad que los aparatos electrónicos, sobretodo los móviles,
duren tan poco tiempo, y nos cueste mucho más barato comprar otro
nuevo que arreglar el que ya tenemos!
-”¿Quilla, tás comprao otro móvil? ¿qué pasa
contigo?”, le dijo la madre a su hija adolescente.
-”Esque
el móvil que antes tenía no era Android, ni
tenía Whatsapp, ni
cámara de 7 megapíxeles”,
le respondió la hija.
-”No me digas que te lo has comprao por que es más
nuevo... Te mato eh, ¡es que te mato ahora mismo!”, le dijo la
madre.
-”Pero mamá, no te preocupes... Con el whatsapp me
ahorraré mucho dinero... ¿No ves que sale gratis enviar los
mensajitos?”, le respondió felizente la hija.
-”¿Cómo que gratis? Eso no me lo creo yo”, le dijo
extrañada la madre.
-”Bueno...Gratis gratis... No es. He tenido que
contratar internet”, le respondió la hija.
-”¿Qué has contratao qué? Me cago en tus muertos,
niña. ¿A quién se le ocurre ponerle internet al aparato ese, si ya
lo tenemos en casa?” dijo enfadada la madre.
-”No te preocupes. Es una super oferta que me incluye
todo. ¡Verás que saldrá más barato al tiempo!”,
-”¿Cuanto hay que pagar?
-”Unos veintipocos euros”.
Pasaron unos treinta días y la madre gritó enfurecida
desde la cocina: “¡Zoraidaaaaaaaaaaaaaaaaa! Ven pa cá ahora
mismito, que te viámatá!
-”¿Qué paza omá?”, dijo la niña.
-”¿Que qué paza? Que ha llegao la factura del
movil... ¡38 euros!”
-”¿Cómo que 38? Si me dijeron veintipocos...”,
dijo Zoraida.
-”Voy a llamá a atención al cliente, a vé qué me
dicen, ¿vale? Tú tranquilízate, omá”, añadió Zoraida.
Zoraida llamó al número de atención al cliente y
resolvió la duda.
Resulta que los veintipocos se convertían en
veintimuchos al añadirle el IVA. Y resulta también, que las
llamadas eran gratis en esa super oferta solo a partir de las seis de
la tarde. Si llamabas antes te cobraban bajo una tarifa no muy
económica.
-”Quita ahora mismo esa tarifa”, le dijo enfadada la
madre a la niña.
-”No puedo, tengo contrato de permanencia”.
-”¿Y eso qué coño es?”
-”Pues que tengo que estar dieciocho meses con la
misma tarifa. Y si me cambio tengo que pagar cien euros de
indemnización”, le respondió Zoraida.
-”Verá cuándo ze'ntere tu padre... Verás”, añadió
la enfurecida madre.
Ese mismo día, por la tarde, como todos los sábados,
Zoraida se iba a dar una vuelta con sus amigas La situación era la
siguiente:
Zoraida
estaba con el jodido whatsapp
hablando con su ligue. Su amiga
La Jenny, estaba en el
twitter twitteando lo
que hacía continuamente. Podías encontrarte tweets
de muchos tipos:
“Con
@lazoraida69 planeando la borrachera que nos vamos a pegar esta
noxe”, “asta er coño del instituto!!!!!!!!” (resulta que La
Jenny había repetido dos
veces), “Esta noxe a
estrenar modelito nuevo!!!!!!!!!!!!!!”.
Pero
no estaban solas Zoraida y
La Jenny. Estaba
también La Mila, que
no estaba ni en twitter ni
en whatsapp. La Mila
estaba en el tuenti, hablando
con sabe dios quién.
Estamos
jodidos con el whatsapp y
con el móvil de
ultimísima generación. Cuando los amigos quedan para charlar, dar
un paseo o tomarse algo, dicha situación se convierte en un rito en
el que cada uno va a su bola mirando su jodido móvil.
Herbert Marcuse (1898-1979) |
Este
era el fín de las empresas oligopolísticas del mercado de la
telefonía móvil y demás basura tecnológica. Fomentar el hombre
unidimensional del teórico y
filósofo Marcuse, pero en su beneficio, ya que mientras Marcuse
criticaba hace ya muchos años cómo el sistema capitalista crea
hombres sin personalidad dependientes de un consumo exacerbado y sin
sentido, la población parecía
no oírle, pero quien bien lo hacía eran las multinacionales. Ellas
sí le han escuchado, aunque para nada han fomentado el hombre
libre e independiente
sino todo lo contrario, el hombre consumista, el hombre sin
personalidad, el hombre sujeto a la basura tecnológica. El hombre
unidimensional
El fín de las grandes multinacionales es convertinos en
lo que ya somos. Personas egoístas, atentas a lo último, sin
vida social, dependiente de las tecnologías y que cree ingenuamente
ser independiente.
Si realmente queremos ser independientes a este
asqueroso y degradante mundo, vámonos a una montaña perdida, bajo
el techo de una linda y acogedora casita de madera y llevémonos
muchos libros. Nada de ordenadores, nada de móviles 3G, nada
de televisores. Y por supuesto nada de whatsapp.
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