viernes, 23 de septiembre de 2022

Poesía de Bulgaria: "A veces la depresión viene", poema de Katerina Stoykova, en búlgaro y en español

Katerina Stoykova es autora de diferentes libros de poesía, entre ellos Vtora kozha (ICU, 2018), Ptichka na pervaza (IK Znatsi, 2017), Kak nakazva Bog (ICU, 2014), Bodlivoto prase na uma (Broadstone, 2012), Nedelimo chislo (Fakel ekspres, 2011) y Vazduhat okolo peperudata (Fakel ekspres, 2009). Pasa su tiempo entre las orillas del Mar Negro en Bulgaria y las colinas de Kentucky en EEUU. Escribe, vive y piensa en dos idiomas.

 

 

Fotografía de Vladislav Hristov

 

Понякога депресията идва

и няма как да я заобиколиш.
Минаваш през нея
като през мъгла. Или вода.
Понякога е пръст
и оставаш в пръстта.

Представи си къща.
Годна за живеене. Стаи – просторни, приятни.
Вода, електричество. Можеш да си готвиш
в кухнята, да спиш в спалнята, да почиваш
на дивана в хола.

Всичко изглежда нормално.
Освен когато не е.

Това е омагьосан дом. Ти си единствената
обитателка, но понякога стаите сами се
затварят. Изчезват и се появяват.

Днес няма да има дневна.
Или:
Спи на пода в кухнята, само това ти е останало.

Невъзможно е да предвидиш от кое
пространство ще те прогонят.
Кога.
Докога.

Разбира се, флиртуваш си с идеята да избягаш,
на няколко пъти показваш нос през прага,
после решаваш да не го правиш.

И без това ще трябва да си тръгнеш някой ден,
да се върнеш Там, където Бог раздава телата
като ги реже от своето.

Домът застарява, започва да се разпада,
покривът прокапва, дръвчета пробиват
основите и протягат клони с плодове през
прозорците. Животни приближават. Отначало
плахо, после безгрижно преминават през
останките на потъващата къща. Вече всички
стаи са изчезнали.
Ти също.


A veces la depresión viene

y no tienes forma de evitarla.
Pasas por ella
como a través de la niebla. O del agua.
A veces es tierra
y te quedas en la tierra.

Me imagino una casa.
Buena para vivir. Habitaciones amplias, agradables.
Agua, electricidad. Puedes cocinar
en la cocina, dormir en el dormitorio, descansar
en el sofá del salón.

Todo parece normal.
Excepto cuando no lo es.

Esta es una casa encantada. Solo tú
la habitas, pero a veces las habitaciones mismas se
cierran. Desaparecen y aparecen.

Hoy no habrá sala de estar.
O mejor dicho:
Vas a dormir en el suelo de la cocina, solo esto te ha quedado.

Es imposible predecir de qué
espacio te echarán.
Cuándo.
Hasta cuándo.

Claro que tonteas con la idea de escapar,
unas cuantas veces enseñas la nariz por el umbral,
luego decides no hacerlo.

Y de todas formas tendrás que irte algún día,
deberás volver Allí, donde Dios distribuye los cuerpos
cortándolos del suyo.

Tu hogar envejece, comienza a venirse abajo,
en el techo aparecen goteras, árboles atraviesan
los cimientos y alzan sus ramas con frutos por
las ventanas. Animales se acercan. Al principio
con delicadeza, más adelante pasan despreocupados por
los restos de la casa que se hunde. Ahora ya todas
las habitaciones han desaparecido.
Tú también.


Traducción del búlgaro al español de Marco Vidal González


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