La mutación de los canis
Los canis han mutado
Los canis han mutado
Y
esto me supone un gran problema:
parecen
todos maricones
Maricas
posmodernas
de
estas, de pitillos apretados
que
más abajo de la altura de la rodilla
terminan,
con
un dobladillo interminable.
Maricas
de estas, hipsters,
modernas,
que
lucen finas camisetas
pero
bien anchas,
que
más que camisetas
parecen
vestiditos.
Canis,
que hace una década te hubieran dicho
eh
tú, maricón, qué haces vestido de rosa
con
esos pendientes.
Pero
estos canis han transitado:
ya
no compran su ropa en el mercadillo
ahora
van a las tiendas de Inditex,
siempre
en grupo, cómo no.
Ahora
la estética, es lo primero.
Pero
ahora son ellos, esa especie:
llamémosla
canis, chonis
o
los
chungos del
barrio
los
que han ¿evolucionado?
hacia
esta espiral de gafas que se creen vintage,
piercings
en todos lados,
pitillos
que les hacen tener el culo en su sitio
y
que se encajan en piernas de barbies
anoréxicas.
Zatapatillas
vans, camisa de leopardo,
reloj
a juego.
Parecen
todos maricas.
Maricones,
maricas, mariconazos.
Niñatos,
que
estando bien apretaditos,
entubados
en esos pantaloncitos
parece
que buscan guerra.
Entonces
es cuando yo me los encuentro,
y
miro con deseo
esos
cuerpos.
Y esas
caras de malotes
y
esos andares de chungos
me
hipnotizan.
Nuestras
miradas se cruzan
pero
ellos son a la vez,
tan
canis y tan mariconazas
que
no sé si quieren follarme
o
decirme:
tú
qué miras quillo, a qué te meto.
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