ENTREVISTA
A LUCRECIA MASSON Es activista feminista y UNA DE LAS MUCHAS AUTORAS DEL LIBRO
“TRANSFEMINIMOS” EN CONCRETO CON UN CAPÍTULO SOBRE disidencia corporal desde el
ACTIVISMO GORDO
Hola
Lucrecia. ¿Qué tal? Hace poco hablábamos con Carlos Savoie sobre el llamado
“activismo gordo” del que también formas parte. Pero tienes además un capítulo
muy bonito en el libro “Transfeminismos”. Yo veo lo queer como el paso de lo
personal es político a lo corporal es político ¿Cómo lo ves tú?
Creo que el feminismo ya planteó esto. El feminismo puso el cuerpo
en el centro. Sí me parece que estamos desde algunos espacios activando sobre
la dimensión corporal de la política. Y en esta línea las emociones y afectos
también están tomando un lugar central, y yo no diferenciaría éstas del cuerpo.
Creo que el cuerpo es individual y extenso, es singular y colectivo, y que hay
aspectos de los que antes no hablábamos, o hablábamos desde otro lugar, que
comienzan a estar más presentes. Aquí nos serviría como ejemplo la cuestión de
la gordura. El feminismo reclama hace años el rechazo a los estándares de
belleza, pero creo que hay un trabajo que comienza a hacerse que tiene mas que
ver con reconocernos en nuestras vulnerabilidades y trabajar desde ahí.
Recuerdo un episodio en unas jornadas feministas donde, hablando de nuestra
relación con el propio cuerpo, una dijo: con lo que me ha costado a mi
quererme Y otra: y con lo que me ha costado también a mi quererme, y
otra y otra dando cuenta de lo mismo. Entonces la pregunta sería: es una
cuestión individual esto? Creo que hay un potencial enorme en colectivizar
nuestros malestares mas profundos y
sacarlos de esos lugares de oscuridad y silencio al que parece que son
condenados.
Se
supone que los chicos gay ligamos nada mas salir de casa. Un topicazo
abominable. Pero si es cierto que los lugares de encuentro, no solo para
lesbianas sino para mujeres en general, son Más reducidos. ¿Crees que ser una
joven “gorda y feminista?” no es lo mismo que ser un “gay gordo y activista?
Pienso que en este mundo heteropatriarcal nunca es lo mismo vivir
como mujer que vivir como hombre. Y esto
no será distinto para la gordura. Ser leída como mujer gorda nunca será igual
que ser leído como hombre gordo. Ser mujer implica ser heterosexual, potencial
útero reproductor, delgada y funcional para un capitalismo que nos espera
productivas y reproductivas. En un tío una barriga cervecera supone de él ser
un persona divertida y con una vida social exitosa, en ella una barriga fuera
de lo establecido denotará dejadez, falta de cuidado de sí. De todas maneras
creo que el dispositivo de control “tallas y medidas” funciona, aunque no de la
misma manera, para cualquier corporalidad, tenga ésta los kilos que tenga. Siempre
hay ese temor a perder la línea. Se nos pone a régimen. Valga la familiaridad
de las palabras para pensar como se regimentan nuestros cuerpos.
Naciste en Argentina. Donde
ahora empiezan a florecer los estudios de género y sexualidades mientras aquí
nadie los cuida, en el mejor de los casos. Como ves esta emigración
–inmigración y el futuro de todo ello.
Considero que los estudio de género y sexualidades que se elaboran
en Latinoamérica han sido y son fundamentales para que en el estado español se
piense y accione sobre algunas cosas. No creo que se trate de un “empezar a florecer” porque ya están mas que
florecidos, y tanto la academia como el activismo que se da en el estado
español han bebido de estas flores.
Creo que esta manera de plantear la pregunta contiene algo
eurocéntrico. Esto es algo a lo que las sudakas, y demás ciudadanas de segunda,
nos enfrentamos a diario. Dentro de las muchas formas que puede tomar el
racismo, nos enfrentamos también a la violencia epistemológica.
Yo he notado mi edad en algo muy particular
que aparece en Transfeminismos. Mi relación con las nuevas tecnologías. Nunca
he sido bueno pero la naturalidad de las generaciones jóvenes me apabulla. ¿Tienes muchas esperanzas en Internet como
herramienta sociopolítica o matizarías bastante?
Me parece que internet sirve para muchas cosas. Por ejemplo, a
través de la red, yo me mantengo en contacto constante con compañeras que
activan cuestiones de cuerpos disidentes en diferentes lugares, especialmente
en Latinoamérica. Creo que internet facilita experimentar nuevas formas de
acción política. Activismos transfronterizos. Y esto por decir solo uno de los
potenciales que le veo. Me parece una gran herramienta, sí.
Todavía
tengo que oír que el deseo masculino es más fiero, irracional y básico que el
femenino. ¿Hay algo de verdad en eso o es continuar perpetuando desigualdades e
incluso violencia?
No creo que haya algo verdadero en el deseo. El deseo es algo que
se aprende, deseamos lo que nos es posible desear, deseamos lo que nos es permitido
desear. Se trata de preguntarnos qué deseamos y por qué. Reestructurar el campo
del deseo me parece una tarea fundamental a asumir colectivamente,
reconociéndonos y teniendo siempre bien claro que no deseamos libre ni
autónomamente. De ahí la importancia de generar nuevas representaciones,
construir nuevos imaginarios, dar lugar a otros cuerpos.
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