ENTREVISTA
A ELENA JUARROS, ACTIVISTA BURGALESA EN LA PALESTINA OCUPADA.
Por
Eduardo Nabal.
Elena
Juarros nació en Burgos en 1973. Formada como licenciada en Ciencias
Químicas y Especialista en Gestión de espacios Naturales
Protegidos, desempeña su actividad laboral en la industria cosmética
como Ingeniera Química.
Ha
viajado en varias ocasiones a Palestina de modo auto-gestionado para
participar con grupos internacionalistas y asociaciones locales en
acciones de denuncia y apoyo en el terreno contra la violación de
los derechos humanos, como escudo humano y como personal voluntario
colaborando en talleres de Arte-Terapia y Ambiental en los campos de
refugiad@s de los territorios ocupados de Cis-Jordania y Gaza.
Hola Elena. Hay temas que siguen siendo difíciles de tocar sin herir a nadie. Uno de ellos es la ocupación de Israel sobre Palestina. Una larga historia de matanzas, treguas, olvidos, violencia que continua. Pero también de racismo, intereses creados y complicidad internacional. ¿Qué te llevó allí, a parte de la lógica indignación?
Elena
Juarros:
La primera vez fue una mezcla de conciencia y amistad, Conocía el
conflicto porque era un tema de actualidad en los medios de
comunicación sobre el que compartía sensibilidad y preocupación, y
surgió la oportunidad de colaborar con mi amiga Verónica Alcácer,
para combatir los desórdenes postraumáticos originados por la
violencia de la ocupación.
Con
los contactos que fueron surgiendo, seguí con otras colaboraciones,
como escudo humano por ejemplo: un extranjero que consigue entrar
allí es esencialmente útil para testimoniar, denunciar y proteger
ante los abusos en tiempo real.
Hay
quien dice que no ve una solución a corto plazo. ¿Es una opinión
propia de cierto pasotismo o tú crees que se basa en algo sólido?
Elena
J: Sinceramente, hace unos años una solución justa parecía más
cercana; la preocupación internacional era tangible, los
movimientos progresistas de la zona tenían visibilidad y se les
daba un apoyo institucional internacional: recuerdo la participación
de organismos españoles en la conformación de una constitución con
fuerte renovación ideológica por parte de las diferentes facciones
locales para un estado Palestino reconocido
internacionalmente…entonces parecía tan próximo!…creo que por
eso se afiló la maquinaria sionista…los abusos se
acentuaron…muchos estados acataron la construcción del muro del
“apartheid” que aún persiste y otros muchos miraron a otro lado:
eso mató muchas luchas ciudadanas locales, incluidas algunas
críticas contra los propios abusos de los regímenes autocráticos
de la zona.
Debe
recuperarse esa voluntad del respeto al derecho del pueblo palestino
a su identidad multifacial y a su libertad, sin tapujos.
Casi
toda la izquierda europea (incluso no tan izquierda) quiere que cese
el “fuego israelí” sobre una población civil empobrecida pero a
veces nos acercamos de forma simple a los conflictos. A lo mejor
preguntas a un isarelí y un palestino/a y te dicen sencillamente que
están hartos de todo esto. ¿Cómo lo ves?
E.J:
Supongo que la hartura no es una actitud espontánea o gratuita
porque la situación se viene agravando con el transcurrir del
tiempo, pensemos en más de 50 años…Pero aprecio una diferencia
clara: En el caso de la población de las aldeas palestinas, el
sufrimiento y la vejación los observas cotidianamente: encuentras
fácilmente familiares de asesinados, secuestrados o detenidos, vives
discriminaciones y agresiones contra la gente y su patrimonio
cultural y natural en su devenir diario…se arrancan cientos de
miles de olivos milenarios, desaparecen por cientos los jóvenes …las
viviendas se derriban cada día para seguir colonizando. En el caso
de la población judía que habita la actual Israel, el miedo a
perder los privilegios violentamente adquiridos y su defensa militar
de los mismos, les agota y deslegitima su identidad colectiva; así
lo narran los disidentes israelíes y coincido, veo una motivación
diferente. Sólo una anécdota: al acabar precipitadamente un taller
en un orfanato, cuando los niños empezaron a correr despavoridos a
refugiarse, entraron en el campo de refugiados dos tanques (para mí
enormes y aterrorizadores de por sí), con música bacalao a todo
volumen, y pilotados por dos chavales botella de vodka en mano!…lo
hacían todas las tardes y a veces disparaban bajo la música…pensé
al momento que locura! qué realidades más diferentes viven estos
dos pueblos. Los movimientos de objeción israelíes son conscientes
de su propia responsabilidad. Considero que son un buen germen para
conseguir el cambio.
Antisemitismo
e islamofobia. Dos palabras que se siguen utilizando para
desacreditar a los que han querido tratar el tema o cooperar de
alguna forma, a pesar de la oposición de EEUU y el llamado “estado
de Israel”. La primera palabra me suena un poco antigua pero me da
que la segunda está muy en el candelero y va a seguir estándolo.
¿Qué entiendes tú por islamofobia?
Elena
J: Hay muchos intereses ocultos que se alimentan, y no casualmente,
de promover el miedo a lo ajeno para conseguir su fin sin mucho
desgaste.
Muchos
palestinos no son islamistas y consideran su religión un hecho
privado y no necesariamente diferencial, algunos ni siquiera son
musulmanes, y muchos incluso no profesan creencia religiosa alguna.
De hecho, al principio, palestina se caracterizaba por su laicismo.
No se les suele dar visibilidad y se oculta esa pluralidad; se
difunde la etiqueta bajo un epígrafe general con un fin:
desacreditar su identidad. Del exterminio antisemita de la edad
moderna, que indudablemente tan dramática factura pasó al pueblo
judío, se pasa abruptamente a un proyecto sionista fanático e
imposible de justificar éticamente. Muchas naciones resuelven su
complejo por su actuación en el pasado con la permisividad hacia lo
que denominas islamofobia, crisol de rechazos y repudios étnicos,
muchas veces instigada por esos intereses económicos ocultos...El
retorno a posturas extremas se refuerza con la impunidad de la
agresión.
Me
meto en el cine, mi territorio favorito. Me encuentro con unos que
pueden hacer cine y otros no. Normalmente es fácil que te digan que
te ocultan cosas (porque pocos palestinos pueden hacer películas sin
ayuda). ¿Hay alguna película o libro que te haya sonado a verdadero
o, al menos, sincero?
Hay
una producción más fecunda de lo que se piensa en el campo
cultural; muchas veces de ámbito doméstico. Tanto en el cine como
en la literatura abundan los testimonios relacionados con las
vivencias, varían los enfoques: a veces crudos y dramáticos y a
veces poéticos y emotivos. Suele haber mucha carga emocional y
pueden resultar inquietantes. Se cultiva la belleza narrativa a pesar
de la austeridad de medios. Pesan las historias. Después de superar
lo que llaman Síndrome de Campos Quemados -quedas tocad@ un tiempo
al involucrarte en vivencias traumáticas ajenas-, he aprovechado la
oportunidad de ver recientemente un ciclo de cine palestino en la
filmoteca de Madrid; repasaron una película algo más publicitada:
“Cinco cámaras rotas”: me pareció una película cercana,
emotiva, que narra de modo sencillo una experiencia común de gentes
anónimas, que ejercen la resistencia pacífica y cotidiana, con un
desarrollo humorístico y poco pretencioso de un drama, testimonial y
combativa, con recursos técnicos básicos pero muy efectistas que
consiguen impactar en el espectador por su discurrir fresco y
sincero. Me viene a la cabeza, y por qué no, al corazón un
fragmento de un poema de Mahamud Darwish “sobre esta tierra”:
…Sobre
esta tierra hay algo que merece vivir: sobre esta tierra está la
señora de la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los
epílogos. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando Palestina. Señora:
yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.
Para
lector@s de vía rápida, un clásico moderno ya casi del siglo
pasado: el cómic de Joe Sacco “Palestina”.
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