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lunes, 8 de junio de 2015

El "cambio" (no) pasa por el PSOE

Los del PSOE dicen que ellos forman parte del cambio y que están preparados para hacer una gestión de izquierdas.
Podrían haber tenido presente esa "gestión de izquierdas" cuando:

-Subieron la edad de jubilación
-Modificaron la constitución (art 135)
-Dieron dinero a la banca

-Firmaron el Pacto Antiyihadista


Por otra parte, escucho la retórica de Susana Díaz, tan vacía y tan populista basada en argumentos de autoridad del tipo: "porque los andaluces", "porque mi gente", entrecruzados con gestos faciales de sorpresa.
Disculpadme, señores de la izquierda verdadera, moderada no-venezolana. Pero ese argumentario es tan vacio, tan populista y tan engaña-viejas como el de Pablo Iglesias. Sí, el de la coleta, no el que fundó vuestro partido. Que, por cierto, aprovecho la ocasión: dejad de usar el argumento de que sois un partido antiguo, con historia, con 130 y tantos años, porque si vuestro Pablo Iglesias os viera os mandaría al carajo. ¿O a caso os enorgullecen sus magníficas citas que nos hace sonreír a marxistas y antisistemas como mis compañeros y yo? Me refiero a citas como estas:

"El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales,... esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército... Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones" 

"El Partido Socialista es la entera emancipación de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes."

¿A un socialista, a una persona de izquierdas de verdad, como vosotros, os enorgullecen esas citas? Pues dejad de emplear el argumento de autoridad histórica, de la experiencia, porque ese PSOE no tiene nada que ver con el vuestro. Ese PSOE, pese a su vena reformista, hacía sonreír a un marxista; el de ahora, es, precisamente, parte de la burguesía que vuestro fundador quería aniquilar desde, o fuera de la legalidad. Así que si os remitís a vuestra historia y experiencia para argumentar vuestra existencia, tened ovarios y cojones y utilizar una cita de vuestro fundador en un mitin. O no, no vaya a ser que os confundan con un marxista de esos que tanto detestáis.

viernes, 31 de octubre de 2014

Kibbutzim: el otro socialismo

Los Kibbutzim israelíes fueron una experiencia de colectivización de la agricultura y de vida comunitaria que duró décadas.

Apartando la crítica que comúnmente reciben estas interesantes comunas, tales como su sionismo practicante, la ayuda que proporcionaron a la formación del actual criticado Estado de Israel, etc..., es interesante analizarlo como modo de producción económico y sistema de organización social alternativo al capitalismo.

Los kibbutzim fueron creados sobre 1910 por un grupo de revolucionarios rusos que, una vez fracasada la revolución de 1905, viajaron por lo que hoy conocemos como Israel para crear un mini-socialismo dentro del capitalismo que existía en el resto de Europa.

Cada Kibbutz puede tener una población entre 100 y 1000 personas, aunque en sus comienzos, solo hubo un kibbutz, en el que vivían 12 personas. Sin embargo, no tardó mucho esta idea en correr como la pólvora, y muchos kibbutzim se fueron formando alrededor de todo Israel, llegando a existir 270 kibbutzim y una población total de 120000 habitantes.

Los principios básicos de los Kibbutzim son los siguientes:

 -Centralidad en el trabajo agrícola, como primordial. Aunque con los años, se empezarían a realizar otras actividades.
 -Propiedad colectiva, de medios de producción, servicios y bienes. En los primeros años, el espíritu colectivizador llegó al punto de que los niños durmieran todos juntos. Con los años, esto cambió.
La ropa también era colectiva: cuando alguien ya no quería una prenda, o le quedaba mal de talla, era devuelta al almacén colectivo, donde iba quien necesitara alguna prenda.
 -Salarios igualitarios, dependiendo de las necesidades de cada uno, en función de variables como el número de hijos, independientemente del puesto que tenga (cocinero, agricultor, Secretario General...)
 -Trabajo propio. Los trabajadores debían de ser los propietarios de los medios de producción para evitar la plusvalía. Por tanto, no se aceptaba trabajo externo.
 -Rotación de puestos. Los altos puestos debían rotar entre los miembros.
 -Decisiones democráticas. Todas las decisiones importantes eran tomadas en asamblea, en la que podía participar cualquier miembro que lo deseara.
 -Judaísmo cultural. Las festividades culturales judías eran muy importantes, y enfatizan los significados agrícolas como conectores entre Dios y el hombre.


Obviamente, no vamos a dejar de lados los problemas que tuvo esta forma de organización socio-económica:

 -Al pretender resistir dentro del sistema capitalista, éste lo acabó absorbiendo, hasta el punto de que hoy día, desde hace unas dos décadas, los kibbutzim han sufrido cambios serios tales como la existencia de trabajo exterior a personas que no pertenecer al kibbutz y por tanto, el trabajo asalariado; la existencia de salarios diferenciados; la propiedad privada.
 -Los kibbutzim no estaban libres de conductas patriarcales: las mujeres se dedicaban generalmente a las "tareas" que históricamente se han dedicado a las mujeres, como el cuidado de niños, la cocina, etc...

Obviamente esto era de esperar. El socialismo no puede darse de forma aislada. Tarde o temprano, cuando el capitalismo quiera, acabará con esa forma de organización. Ni el "socialismo en un solo país", ni las comunas urbanas de Barcelona, ni las comunas Israelíes que acabamos de mencionar, ni el proyecto de economía alternativa implantado en Marinaleda (Sevilla) desde hace treinta años, etc... pueden resistirse de forma indefinida al capitalismo: en un planeta globalizado es imposible crear alternativas socialistas exitosas; dichas alternativas, solo sirven para dar a conocer que otra forma de vivir es posible, que el capitalismo no es la única opción, ¡y mucho menos el binomio que nos cantan los liberales de "capitalismo o stalinismo"!

Durante la década de los sesenta, cuando los kibbutzim tuvieron gran apogeo y llegaron a crearse doscientas comunas, miles de jóvenes de toda Europa emigraron para allá con el fin de vivir experiencias alternativas; bien de forma indefinida, o bien temporalmente, a modo de voluntariado. De hecho, la población total se multiplicó por tres en una sola década.
Es curioso señalar que, mientras que muchos jóvenes emigraron a las comunas para vivir de forma más libre, muchos de sus hijos, serían emigrantes a Tel Aviv y a las grandes ciudades.

En la actualidad siguen existiendo kibbutzim, pero con las modificaciones que antes he mencionado. Sin embargo, alguna que otra comuna sigue manteniendose más fiel a la tradición histórica y a los ideales socialistas.





lunes, 5 de noviembre de 2012

El socialismo olvidado

De todos los proyectos anticapitalistas que han existido en los últimos dos siglos, hay uno al que la historia lo ha dejado de lado. Nada sabemos de aquellas comunas agrícolas fundada por revolucionarios rusos de 1905, que, durante muchos años supieron combinar socialismo y libertad.
Durante las primeras décadas, los Kibbutzim fueron interesantes experiencias socialistas en las que la propiedad era colectiva, la democracia era asamblearia y directa, los cargos eran rotativos y los sueldos igualitarios. Sin embargo, es una experiencia algo olvidada por la izquierda y por la Historia. 

Los libros de texto de historia solo nos muestran los fracasados proyectos anticapitalistas del siglo XX que acabaron en degenerados estados totalitarios, haciendo hincapié en sus barbaries y pasando por alto lo poco positivo que trajeron. Sin embargo, de los Kibbutzim nada vemos, nada escuchamos.
Durante la década de los 60, estas comunas agrícolas atrayeron a miles de parejas jóvenes que preferían un pequeño mundo en el que la solidaridad y la propiedad colectiva fueran lo esencial. Es también interesante recordar que, en estas comunas, los divorcios eran mínimos, a lo contrario que en el mundo occidental, al que las crisis económicas, el estrés de la vida en ciudad y la desigualdad en los trabajos domésticos son en muchas ocasiones orígen de incansables peleas familiares y de pareja.

El Capitalismo lleva en crisis estructural muchos años. Es un sistema obsoleto que nunca ha proporcionado bienestar a la mayoría, y cuando ha ofrecido un incremento del nivel de vida de la clase obrera blanca, siempre ha sido a costa del trabajo de otra clase obrera.
Capitalismo e igualdad son incompatibles por naturaleza, al igual que capitalismo y solidaridad. Es entonces cuando debemos preguntarnos qué preferimos, si una sociedad social, solidaria, colectiva, que atienda a la necesidad común, o una sociedad egoísta, asquerosamente consumista y en la que el beneficio individual y privado sea lo prioritario.

Casa de un Kibbutz






Poesía búlgara contra la guerra: Un poema de Román Kissiov (1962) en búlgaro y en español

Roman Kissiov (Kazanlak, 1962) es poeta, artista y traductor de poesía. Se graduó de la Escuela Superior de Arte de su ciudad natal y de la ...